La noticia se trata de una forma tan poco seria, mezclando ‘churras con merinas’, que el discurso se hace trivial y sensacionalista, no aportando solución alguna al tema; aunque, por el contrario, sí se vislumbra un tendencioso culpabilizar, soliviantando con ello los instintos más xenófobos de una parte de nuestra ciudadanía hacia un colectivo que, no lo olvidemos, es el primero en sufrir la carga de una situación injusta que esta sociedad del bienestar creamos.
La calle es… la calle, y la persona que vive en ella ha de sobrevivir con las realidades que la calle le ofrece; a saber: violencia, desprecio, olvido, abandono, desamor y odio, tristeza, soledad, robo, rapiña, hambre…
La calle no le hace, al que en ella vive, “hermanita de la caridad”, con la rama de olivo en la mano, dispuesto al “por favor” y a la sonrisa agradable.
La calle es dura y endurece a todo aquel que pretende vivir en ella.
Ha de sobrevivir.
Y esta lucha por sobrevivir le lleva, quizás, a ser desconfiado, sucio…, incluso, a veces, las menos, pendenciero y agresivo.
Ha de buscarse la vida y conseguir, día a día, el pan para comer y la cerveza diaria que le quite el “mono” y le refugie en sus sueños. Sueños que le lleven más allá de su realidad mal soportada.
La calle rompe, y no en vano se convierte en solución desesperada para vidas rotas y angustiadas.
Y allí queda, tirada, olvidada, sin futuro. Comiéndose la rabia de la desesperación, apagando con alcohol los sueños de un futuro mejor que nunca llega; ahogando en vino la esperanza de una vida nueva que querría ser, pero que nunca será.
La calle no distingue ni el color de la piel, ni sabe de ideologías, ni profesa religión alguna.
La calle engulle a todo aquel que saltó del tren del Sistema; al que perdió su trabajo y se quedó sin casa; al que deseó morir escondido en su propia soledad y amargura; al que quedó muerto en la muerte del que amaba; al que la vida no le dio nunca nada; al que ya desde niño la calle fue su casa; al que no tuvo nada y al que, teniéndolo todo, le perdió su locura.
Porque la calle engancha y no perdona. Te machaca y te arruina, te destroza.
¿Qué esperabas?
Y pasamos a su lado y no le vemos, o nos asusta y le tememos.
Su sola presencia nos ensucia, nos agrede, nos alarma. Tenemos miedo de su “nada”. Le queremos lejos de nosotros, nos molesta.
Y acudimos a los periódicos para llenar de denuncias sus páginas y ellos, los periódicos, a falta de otras noticias, se erigen en voceros sensacionalistas de nuestras quejas. Reclamamos al Sistema que nos ampare de aquel –paradojas de la vida- que el Sistema ha echado porque le sobra, porque no le hace falta. Y le pedimos seguridad para nosotros ante su presencia inmunda.
¿Y quién a él seguridad le ofrece? ¿Acaso no le falta la seguridad de un techo, de un trabajo, de una comida, de una cama…? ¡Son sujetos de derechos, no fantasmas!
Sería justo que cuando hablamos y exigimos de seguridades, pensáramos en todos, no solamente en los de siempre, en nosotros, en los que apenas nos falta de casi de nada…
TEXTO DE: Enrique Richard (Voluntario de Fundación Arrels)
http://www.youtube.com/watch?gl=ES&hl=es&v=uU2eWsYiWAE
enhorabuena por el escrito de "invisibles" que suscribo casi en su totalidad, y por acercarnos esas imágenes siempre duras, impactantes, que no queremos ver ni en foto ( nunca tan bien dicho)pero que están aquí, muy cerquita de nosotros y que desgraciadamente el sistema se ocupa que crezcan cada día.
ResponderEliminarLa calle no tiene ni nociones de tiempo ni de climatología, y como muy bien dices la calle no distingue ni el color de la piel, ni sabe de ideologías, ni profesa religión alguna. La calle sencillamente ES, y enseña, y solo aprende aquel que esté dispuesto a aprender. De la calle han salido grandes artistas, maestros y profetas.
ResponderEliminarPara mi forma de ver, la serie es una de las mejores de las que has subido hasta hoy. Me gustan esas miradas que hablan, esas miradas que enseñan.
Te felicito Juan.
Una abraçada,
anna
Has expresado con elocuencia gráfica y verbal lo que implica realmente la miseria: olvido. Existe Día Mundial para conmemorar casi todo excepto a los Invisibles. Hablamos con desdén y prepotencia cultural de las castas en India, mientras ignoramos nuestra propia vergüenza social, que cultiva el rechazo y la discriminación.
ResponderEliminarExcelente muestra presentas para abofetear la indiferencia.
NOTA: Como ya hago referencia en texto, el cual ha sido realizado por ENRIQUE RICHARD, que tiene sus publicaciones en el enlace que también está en texto de encabezamiento de este blog, es una gran persona muy comprometida con los temas sociales,
ResponderEliminarhttp://enriquerichard.es/2011/02/14/los-miedos-y-las-seguridades-ante-los-incivismos/
Gracias Anna, intento mejorar, y gracias a vuestr0s comentarios y criticas, voy creciendo como fotografo
ResponderEliminarMuy buenas las fotos y el texto. Felicidades a los dos.
ResponderEliminarNati Almao
Gracias Juan por acercarnos estas imágenes que muestran la crudeza de una parte de esta sociedad. Un gran abrazo. Dani Powell
ResponderEliminarImpresionante el comentario Juan, las fotos son magnificas, los primeros planos cerrados en ByN son una pasada, enhorabuena.
ResponderEliminarsaludos
toni
GEnial, ese texto que recupera con una cuerda de palabras los rostros sin nombre que nombran la invisibilidad de las calles, las identidades que ,por no tener, no tienen ni sombra. Y geniales las tomas, profundas, equivalentes a un tiempo en que pudieramos adentrarnos en las almas de los cuerpos que has fotografiado. enhorabuena. Otra vez gracias por formar parte de esa cadena entrañable que formamos los que nos tomamos las manos en el espacio virtual para transmitirnos sensibilidad y emociones.
ResponderEliminarUn abrazo
Pura María
Y yo que iba a ver una buena partida de fotos y me encuentro, efectivamente, con ellas, con una buena partida de fotos. Lo que ocurre es que, después de verlas, me leo tu texto de presentación, tu sincero y sentido texto y automáticamente paso de las fotos y me agarro al amigo, a ese amigo que entiende la vida un poco como yo. Y a ese texto, perfecto resumen de los males de nuestros días y de la humanidad por extensión, siglo tras siglo.
ResponderEliminarEnhorabuena por las dos cosas y un abrazo.
Enhorabuena por el texto a su autor y a ti por esa sensibilidad que muestras con tus fotografías
ResponderEliminarAbrazos y buen día
excelente documento Juan, nos cuesta ver esta dura realidad y tu con tu sensibilidad nos lo muestras de una manera magistral
ResponderEliminarun abrazo